Cuando la oracion se dirige simplemente a pidir favores a Dios o cuando deja de ser experiencia mistica como forma de vida en el mundo y se convierte en politeismo telepatico con aquello en lo que ni siquiera se cree y que es repeticion de actos reflejos incapacitantes. Encontrar a Dios lo encontraremos en la llamada de El y no en los favores que pedimos o en el patologico estado de posesion de la persona catatonica en su trance.
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